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PERIODICO OFICIAL No. 01
sábado 2 de enero de 2021
Esta patria que en el último lustro ha visto morir a cuatro de sus más egregios e
insignes hijos, que en este lustro ha perdido a Nervo, a Saturnino Herrán, a Urueta
y a López Velarde; esta patria que seguramente contempla dolorida que en mucho
tiempo, que en muchos lustros, que en muchas décadas tal vez no podrá resarcirse
de la pérdida de estos hombres de tan grande valer, de un elán, de un arranque
creador tan fecundo, que supieron abarcar todas las cosas desde las más humildes
hasta las más elevadas, desde la humilde florecilla hasta la comprensión pitagórica
del concierto de los mundos, todo cabía en la amplia comprensión, en la generosa
interpretación y en la inspiración inagotable de estos hombres. Por eso invito a la
Representación Nacional a que en señal de duelo, en nombre de la patria, enlute
esta tribuna, ya que la patria puede decir, examinando las virtudes y los méritos de
estos sus grandes hijos, haciendo suya la frase de su gran poeta Manuel José
Othón, "a fuerza de pensar en estas cosas me duele el pensamiento cuando
pienso..."
En el panteón francés, Alfonso Cravioto, Alejandro Quijano y Fernando Ledesma encabezan las oraciones
fúnebres. Con estos acontecimientos comenzó su mitificación como el poeta de la Revolución.
El maestro Marco Antonio Campos nos ilustra al mencionar:
Ha sido y es el poeta más querible de México. López Velarde, sin tratar de
minimizar a nadie, es tal vez el zacatecano más ilustre de la historia del estado, o
al menos, el más reconocido, con Manuel Ponce, nacional e internacionalmente.
¿Es poco que el premio Nobel chileno Pablo Neruda lo admirara e hiciera en 1963
un prólogo y una selección de sus poemas, o que el extraordinario escritor
argentino Jorge Luis Borges se supiera de memoria “La suave Patria” y “El retorno
maléfico”, y que otro premio Nobel, Octavio Paz, escribiera tres ensayos que no
dejan de citarse? Por demás, López Velarde ha sido admirablemente traducido,
pese a la complejidad de la tarea, entre otras lenguas, al inglés, por Samuel
Beckett; al neerlandés, por Stefaan van den Bremt, y al italiano, por Emilio Coco.
De la misma forma, el Maestro Campos nos recuerda que el año 2021 es, también, centenario de La Suave
Patria, un poema para el poeta donde:
Patria, la propuesta por López Velarde, nace contra la lucha fratricida, contra la
ciega violencia de la Revolución, y esta patria es leve, subjetiva, colorida, y si se
quiere, en algunos instantes, folklórica. No hay en esta patria “el bélico acento”
sino la “épica sordina”. Es la patria de mirada mestiza que une la provincia y la
capital, el México antiguo y el México moderno, el establo y el petróleo, lo católico
y lo pagano. Es la patria que en esta segunda década del siglo XXI anhela todo
mexicano de bien. Por demás, “La suave Patria” no tenido linaje como poema. Es
un poema único e irrepetible. Todo aquel que ha querido seguirlo o hacer algo
parecido ha incurrido en una mala imitación. No es como una joya; es una joya. En
él se halla, como dice Octavio Paz, “el mediodía de su estilo”.
Nadie como López Velarde para reconstruir la provincia, el terruño, la comunidad, el origen que da la
pertenencia e identidad en el momento histórico que se reconstruía la nación, la cultura nacional, el
nacionalismo, la identidad mexicana, y el Estado moderno posrevolucionario.
Ramón López Velarde puso a la provincia anhelada como un ideal necesario en este proceso de
construcción y cohesión social del México moderno. Bajo ese orden de ideas, la Comisión dictaminadora
coincidió con las iniciativas y la pertinencia histórica de la declaratoria.
Por lo anteriormente expuesto y fundado y con apoyo además en lo dispuesto en los artículos 152
y 153 del Reglamento General del Poder Legislativo, en nombre del Pueblo es de Decretarse y se